MI VIEJO ROSARIO
No huyas ahora como serpentea el invisible viento, ni como antes cuando una sola ráfaga, era vida y es canto en esta cumbre al occidente, porque hoy el amanecer ha vuelto cual arco iris bajo la nube, al tanto que cubre hectáreas campesinas de tierra verde, entonces sin afán espero que el próximo vuelo de horizonte sea tan alto cuanto sea ausente, sin embargo ya el eco tiene escala en la primera hoja de la historia musical, porque una vez hecho polvo desaparece mágico e ingrávido al igual que como ayer se detuvo tranquilamente en las cálidas aguas del rio Patía, y allí placido se mantiene el silencio al encuentro del amor, justo a la hora en que aquel collar de oro fino tranquilamente hace su paso por estas tierras llenas de encanto, y mucho más arriba estático y firme, permanece mi querido pueblo, el viejo Rosario que cada día tiene entreabierta una nueva ventana de luz al cielo, como refugio fiel y cumbre del paisaje que eclosiona dentro de los corazones, y se dibuja en el ayer una melodiosa fantasía de un pasado alegre e infantil, capaz de sostener este presente hecho paraíso con esplendor, en tanto que el caudal de el nuevo riachuelo de armonía es evocación, pues en frente puedo ver pequeñas viviendas que habito, que conozco, que plasmadas en un lienzo toman la ruta, tras la vuelta al mundo, chozas de paja y calles de tierra son tesoro y paz a toda costa, porque fueron hijas del barro que amasado con manos fuertes, aun resiste los embates del tiempo, sol, agua, viento y los recuerdos que no se borran, entonces más tarde, me hablan, me invitan a pasar, pero antes percibo el aroma de una huerta sembrada de tallos y especias, cebollas y ajíes, y no muy lejos, apaciblemente arboleda de sauces con su pasmoso movimiento buscan una entrada al cielo, mientras el mañana de estacionaria temperatura ha de volverse tempestad del calor, porque espesa neblina pronto cubrirá las montañas, ahora voy por las calles dulces al juego, esperando encontrar el principio de una infancia que siempre la recuerdo al contemplar el majestuoso y sereno cielo que esta vez trae en cada mañana y nos entrega de nuevo la ilusión de poder contemplar lo maravilloso de su presencia.
HAROL RODRIGUEZ ROSERO